lunes, 8 de junio de 2009

Reencarnación

Un puñal refulgente.
Un ritual carmesí de sacrificio.
Un corazón descansando en la mano del monje.

Ofrenda a los Dioses,
que no poseen sangre,
por dárselas a los hombres.
Tonatiuh-Huitzilopochtli ríe satisfecho,
en el Tonatiuhichan.

El Sol se regocija entre las montañas.
El guerrero viaja siempre hacia el este,
Los escudos saludan al alba.
Las mujeres reverencian al sol.

Las lanzas se alzan jocosas,
El grito de guerra se hace escuchar,
Espíritus errantes que buscan
Las cumbres, del Tonatiuhichan.

Largo es el camino,
Pero la tierra es prometida
En oriente está su hogar.
Moradores ahora eternos,
de las cumbres del Tonatiuhichan.

No hay comentarios:

Publicar un comentario