domingo, 21 de junio de 2009

Facón

¿ Qué está pasando?, gritó el viejo Armando. Creía que había logrado descifrar la señas. Estaba seguro de que ese pasar la lengua sobre los labios era el ancho de espadas, y ahora había perdido. El uno de espadas hacía mella y destrozaba su as de bastos. No hubiese jugado asi si no hubiese tenido el no de espadas. Hubiese jugado primeroel 3, para hacerle saltar el ancho, y luego destrozar su par de treses con un 7 y su nacho de bastos. Pero se había confundido, y había perdido: 50 pesos y el reloj que era de su abuelo. Pero no podía ser...no podía ser, estaba seguro, lo habían engañado. Furioso increpó al contrincante, un morenazo que tenía algunos años, y todavía mas entreveros. Hay muchas cosas que peude soportar un hombre, pero la trampa y la injuria manchan el honor. Uno era insultado, el otro se sentía engañado y las palbras perdieron sentido cuando el reflejo de las navajas tomaron el control sobre la discusión. " A ver negro, si sos tan gauchito ahora"; " Cuando quiera Don, soy un hombre de Paz, pero nunca cobarde, ni tampoco tramposo".
La gente los vió salir, iban a seguirlos, pero Omar, el pulpero, por respeto a los futuros muertos, cerró la puerta. " Que entre el que tenga que entrar, y si quiere entrar".
Don Armando estba furioso, había perdido el reloj, había perdido la compostura. El negro le llevaba 15 centímetros de alto, tençía mas alcance, pero el viejo no se dejaba amedrentar. Esquivó el zarpazo, tiró tierra con la bota y cuando el negro se cubrió con el poncho, arremetió en una estocada profunda. La hoja se incrustó en pleno estómago moreno. Armando quizo salir y no puedo, el negro le había sujetado el brazo y no lo quería soltar. Con un grito de rabia retorció la hoja, el negro aflojó el abrazo y antes de que Armando pudises correrse, descargo en facón contra las costillas.
Asi los encotnraron, uno arriba del otro, el tramposo y el perdedor. Don Omar se encarg´de los honores, los destripó para que no floten y los echó al río. Volvió a la mesa, agarró el reloj de DOn armando, le dió cuerda, y guardó los 50 pesos en la caja.

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