El amor;oh!, con divino regocijo los poetas aclaman ese sentimiento, como procreador de la pasión y el fuego eterno. Alaban, su simétrica estructura: cada vocal en impares, y las consonantes en posiciones pares. Armonioso bate la lengua, la desgaja, la corta, la desarma, y por último la reverbera con una R seductora y ronronenate. Definen al amor, como padre de todas las cosas benéficas que le pueda pasar a un ser humano, fuente de plata llena de vino; bandeja de oro con arroz y trigo.
Los cuerpos de los amantes están vivos, se mueven, se retuercen, transpiran y gritan. En un segundo mueren un segundo, y resurgen gloriosos y exaustos de entre las olas de las sábanas. Descansan ya plenos, contentos, como niños sonríen, como niños son felices.
El amor!, oh!, el amor!. Divino regocijo de los poetas y enamorados. Yo no soy ninguno de los dos, herejes son mis palabras, vano mi sientimiento, vana mi verdad, vana mi existencia. Un laúd sin cuerdas, una hormiga que descansa.
viernes, 19 de junio de 2009
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